Te cuento un secreto: este helado casero de pedacitos conquista a cualquiera

Screenshot 2025 07 05 030703

¿Sabes esa sensación de morder un helado cremoso y encontrarte con trocitos crujientes o dulces? Pues eso, ¡lo tienes que probar! Este helado casero mezcla texturas y sabores que alegran cualquier tarde (bueno, cualquier día...). Y lo mejor de todo: lo haces tú, con ingredientes fáciles y sin complicaciones. Eso sí, prepárate para comerte la mitad mientras lo preparas… ¡porque probar siempre entra!

🧾 Ingredientes (para unos 6-8 conos)

  • 500 ml de nata para montar (mínimo 35 % MG)

  • 200 ml de leche entera

  • 120 g de azúcar blanco

  • 1 cucharadita de extracto de vainilla (o el interior de 1 vaina para el plus)

  • Una pizca de sal

  • 150 g de pedacitos (elige uno, mezcla o varios):

    • Chocolate negro o con leche, picado en virutas

    • Galletas tipo María o Digestive, troceadas

    • Frutos secos (avellanas, almendras)

    • Caramelo en trocitos

Tip casero: deja un par de cucharadas del pedacitos en el plato y pruébalos mientras montas el resto… ¡muy fuerte!


🥄 Paso a paso

  1. Monta la base láctea
    Mezcla la nata, leche, azúcar, vainilla y sal en un bol amplio. Usa una batidora de varillas o eléctrica. Bate a velocidad media hasta que el azúcar se disuelva y empiece a espesar la mezcla, pero sin pasarte.

  2. Enfriar bien la mezcla
    Es básico que esté muy fría. Tápala y métela al frigo 1–2 h. Si tienes prisa, añade unos cubitos de hielo envueltos en una bolsa y remueve hasta que se note fría. Luego retíralos.

  3. Montar el helado

    • Con heladora: vierte la crema fría y deja que trabaje. Cuando el helado gane cuerpo (unos 20 min), añade los pedacitos y mezcla suavemente. Luego, pasa todo al tupper y congela 2–3 h para que coja textura.

    • Sin heladora: enfría al máximo la mezcla (ideal incluso congelador cubierto 30 min). Bate 1–2 min con varillas. Congela en tupper, y cada 30 min rompe los cristales con tenedor o varillas (repite 3–4 veces). Cuando empiece a espesar, añade los pedacitos, remueve y deja en congelador otras 2–3 h.

  4. Servir
    Saca el helado 5 min antes de servir para que no esté piedra. Con una cuchara redonda tipo bola, saca porciones bonitas. Ponlos en cucuruchos o boles. Decora con unos pedacitos extra, un hilo de chocolate o salsita rica si quieres (pero de verdad, está de muerte sola).


¿Qué le da ese punto especial?

  • Textura variada: lo cremoso de la base con el crunch de algo sólido. Lo dice cualquier foodie: ¡es todo risa en la boca!

  • Sencillo y casero: sin aditivos, ni colorantes, ni historias raras. Tú mandas en cada ingrediente.

  • Mucho margen para jugar: ¿te va el coco en lugar de la vainilla? ¿Frutos rojos o dulce de leche? Todo vale. Y es ideal para hacer helados temáticos (de verano, fiestas…).


Consejos de abuela moderna

  1. Helado más ligero: cambia parte de la nata por yogur griego natural. Te queda cremoso y menos pesado.

  2. Sin lactosa/lactose‑free: usa nata vegetal (soja, coco) y leche vegetal. El truco de los pedacitos sigue intacto.

  3. A punto de azúcar: prueba con azúcar moreno, panela o miel. Cada uno cambia el sabor de forma muy chula.

  4. Con conservante natural: si quieres que dure más, añade una clara de huevo pasteurizada batida al final. Le da airecito y mejora la textura.

  5. Rápido express: si un día te pilla el calorazo y quieres helado ya, monta la nata fría con azúcar y mezcla lo que tengas de pedacitos. Congela 1 h. ¡Listo!


Ideas de pedacitos y combinaciones

Combinación Notas
Chocolate + galleta troceada Clásico de heladería pero casero
Frutos secos + toffee Dulce con crujiente salado
Frambuesa + chips de chocolate blanco Frutal y fresco
Snacks de cereales + miel Recuerdo de desayuno o merienda de niño
Dátiles + nueces picadas Inspiración oriental, ¡muy resultona!

Anécdota

Pues mira, la primera vez que hice este helado, lo probé detrás de una terraza en una tarde de esos lunes que no sabes ni qué día es. Íbamos con mi sobrina pequeña y ella, entre risas, dijo: “Tía, producÍs helado… ¡y no tengo que compartir!” Total, que a los cinco minutos no quedaron ni las migas. Esa sonrisa fue el momentazo que me hizo pensar “tengo que enseñarle esto al mundo”.