Te cuento un secreto: en casa, esta receta siempre desaparece en minutos. Sí, las donas de azúcar caseras y esponjosas tienen ese no sé qué que hace que nadie se pueda comer solo una. Y mira, no necesitas ser un experto repostero ni tener una cocina de película. Con ingredientes sencillos y un poco de paciencia, te vas a marcar unas donas que parecen sacadas de una pastelería.
La primera vez que las hice (spoiler: salieron raritas)
Te soy sincero, la primera vez que intenté hacer donas fue un caos. La masa no subía, se me pegaban en todos lados y, encima, me olvidé el azúcar. Resultado: unos aros raros sin sabor. Pero bueno, como buen cabezón que soy, lo intenté otra vez... y otra... hasta que di con la receta perfecta.
Y aquí va, con todos los truquillos que aprendí (a base de errores, claro).
Ingredientes que seguro tienes por casa
- 500 g de harina de trigo (de la normalita, nada fancy)
- 250 ml de leche entera
- 2 huevos
- 80 g de mantequilla (derretida y a temperatura ambiente)
- 100 g de azúcar
- 25 g de levadura fresca o 7 g de levadura seca
- 1 pizca de sal
- Azúcar extra para espolvorear
- Aceite de girasol para freír
Paso a paso para unas donas de las que hacen historia
1. Activa la levadura
Calienta un poco la leche (que no queme, eh) y disuelve en ella la levadura con una cucharadita de azúcar. Deja reposar 10 minutos hasta que empiece a espumar. Si no espumea, tira todo y empieza otra vez. La levadura está muerta, no hay nada que hacer.
2. Mezcla los ingredientes
En un bol grande, pon la harina, el resto del azúcar, los huevos, la mantequilla derretida y la pizca de sal. Añade la mezcla de levadura y empieza a amasar. Puedes hacerlo con máquina o a mano (yo soy más de usar las manos, aunque acabo pringado hasta las cejas).
3. Deja que la masa crezca
Forma una bola con la masa y déjala en el bol tapado con un paño. Tiene que duplicar su volumen, así que tómatelo con calma: unas 2 horitas en un sitio cálido. Si hace frío, puedes meterla en el horno apagado pero con la luz encendida.
4. Forma las donas
Cuando la masa haya subido, estírala con un rodillo hasta que tenga unos 2 cm de grosor. Con un vaso y una tapita (o lo que tengas a mano), corta las donas. Y no tires el agujerito, que también se fríe y queda de lujo.
5. Segunda fermentación
Coloca las donas en una bandeja con papel de horno y tápalas otra vez. Déjalas reposar 30 minutos más. Este paso es clave para que salgan esponjosas.
6. A freír se ha dicho
Calienta el aceite en una sartén profunda. Tiene que estar bien caliente pero sin pasarte (unos 170-180ºC si tienes termómetro). Fríe las donas por tandas, unos 30 segundos por lado. Cuando estén doraditas, escúrralas sobre papel absorbente.
7. El toque final: azúcar y amor
Aún calientes, reboza las donas en azúcar. Puedes usar azúcar normal o mezclarla con canela (yo hago mitad y mitad, y quedan de locura).
Consejillos de compañero de cocina
- Si la masa se te pega, unta tus manos con un poco de aceite.
- No frías muchas a la vez: bajan la temperatura del aceite y se empapan.
- Si quieres congelarlas, hazlo antes de freírlas. Luego solo tienes que dejarlas descongelar y seguir desde el paso 5.
Y ahora, la mejor parte
Lo mejor de estas donas es que puedes jugar con los toppings. A veces les echo chocolate derretido, otras las relleno con crema pastelera (aunque eso ya es otro rollo). Pero te digo algo: la versión clásica con azúcar nunca falla. Es como volver a los recreos del cole, cuando todo sabía más rico.
Y nada, si te animas a hacerlas, cuéntame cómo te quedan. Yo las suelo hacer los domingos con mi sobrina, y ya es como tradición familiar. Ella se encarga de echar el azúcar y, claro, de comerse las primeras. (Bueno, yo también pico un par, que conste.)
Así que ya sabes: si quieres un plan casero y delicioso, ponte con estas donas. Te lo vas a pasar pipa y, encima, vas a quedar como un chef de los buenos. ¡Y sin salir de tu cocina!